Recientemente se desató una controversia entre los miembros de la Comisión de Minería en la Cámara de Diputados de la Nación, a raíz de una invitación que les dirigió la empresa Minera Alumbrera para visitar durante un día el yacimiento de Bajo de la Alumbrera, que explota en Catamarca. Varios legisladores confirmaron su presencia; otros rechazaron la invitación y, en algún caso, como el de la diputada Fernanda Reyes, de la Coalición Cívica, en duros términos.
Esta legisladora hizo pública su oposición a visitar el emprendimiento aduciendo que, si bien no lo conocía, sabía cuáles eran las consecuencias en el medio ambiente de tal explotación. Al mismo tiempo, esgrimió: "No viajo porque conozco de ética pública y no voy a aceptar que una empresa privada financie el viaje de una diputada".
Debido a que la explotación se encuentra a 2600 metros de altura en cerros catamarqueños de difícil acceso, la empresa había ofrecido facilitar la logística para el traslado.
La actitud de la diputada Reyes más bien parece desautorizarla a ella misma y a la función que representa como delegada del pueblo que la eligió, al negarse a algo tan elemental como el diálogo informado. La minería como herramienta de crecimiento requiere de rigor en el análisis, procesos y controles que aseguren la defensa del medio ambiente y de los intereses nacionales.
La actividad minera argentina está en deuda con la sociedad en cuanto a presentar una completa fotografía de lo que hace y cómo lo hace. El hecho de que una empresa del sector decida abrir sus puertas y acceda a ser examinada por el Poder Legislativo es un hecho que no debería desmerecerse. Y pensar que un viaje corto como el que se proyectaba puede condicionar la independencia o la objetividad de un diputado es ofender a los propios legisladores, al margen de que será deseable que los gastos de traslado corran por cuenta del cuerpo legislativo.
El diálogo con quienes tienen visiones distintas a las propias es parte de la dinámica democrática que enriquece a una sociedad. Los parlamentarios debieran destacarse en esta virtuosa actitud republicana. La negativa a conocer, a informarse y a dialogar a partir de datos fehacientes expresa una preocupante carencia de madurez política.v
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